jueves, 17 de enero de 2008

"Jo, tía, que guapa estoy hoy, me queda genial esta camiseta"
¿No os jode la gente que va de guapa?
Me da igual que sea tío, tía, que chimpancé (aunque la mona se vista de seda... prada no lo diseña) lo que me jode, es cruzarte con esa gente que va por la calle como si fuesen los más guapos del mundo, los mejor vestidos y los más deslumbrantes. Gente que tienen un campo de visión tan reducido, que no cogerían un maletín lleno de dinero que está un poquito a su derecha; erguidos, caminando rápido, mirada al frente, como si no existiese nada más que el final de la calle, personas que cuando pasan a tu lado no parpadean, no mueven ni un solo músculo de su cara, modelos cuya pasarela son las aceras de nuestras ciudades.

Pero estos modelos también nos los podemos encontrar en otros muchos lugares: guaperas mirándose en el espejo del gimnasio marcando musculillo, en las tiendas eligiendo modelito o en los bares tomando una copa, porque ese es su estado natural, en los bares. ¿Por qué siempre en todos los bares hay un grupo de tres o cuatro chicas, muy monas y arregladas ellas, pintadas más que una puerta, que tan sólo hablan entre ellas y que miran al resto de personas como serés inferiores?
Grupo de chicas, que por norma general, y que me gusta poco generalizar, no valen, como diría un amigo mío, ni para dar una vuelta (y mira que para eso cualquier bicicleta es buena). Chicas, que no son nada del otro mundo, que en la calle, el parque o la playa, a las cinco de la tarde ni las mirarías, pero que por las noches son las reinas. ¡Como me ponen esas tías! uuum si las pillase, jajaja, seguro que todos conocéis alguna, que tapa sus kilillos de más con camisetas negras, o que para disimular un defecto en la cara ha pasado dos horas por restauración antes de salir a la calle.

Pero si estas tías me ponen, ni que decir de los tios, Maricón me voy a hacer, como diría alguien que conozco, si no fuese porque me dan arcadas cuando me como una polla... jajaja. Pues eso, que ellos si que me ponen, te los puedes encontrar, sobre todo los sábados, en el bar en el que más pachanga ponen, merodeando a algún grupillo de infelices, que no saben la que se les va encima.
Esos zapatos blancos de chupamé la punta, esos vaqueros desgastados, con algún roto imitando a Guti (el del Madrid), esa camiseta de la marca Pittbull o Rottweiller, que más da, y ese cinturón, de piel de lagartija (no les suele llegar la pasta para uno de piel de cocodrilo), esos guapetes que se mueven por las discotecas y bares de nuestra geografía, como si pudiesen elegir entre todas y cada una de las chicas y mirando a los tíos como diciendo, "aquí estoy yo".
Esos y esas me ponen, pero muy enfermo.