viernes, 23 de mayo de 2008

- ¿Qué te pasa?
- Nada
- ¿Estás seguro? Venga, cuéntamelo.
- Está bien. La única persona que me ha importado en los últimos tiempos no confía en mí. Siempre está tirándome puñaladas, dudando de mis palabras, en definitiva, se está convirtiendo en alguien a quién no me apetece ver. Y el resto de mi vida, una mierda. No cumplo con mi trabajo, falto más de la cuenta, todo ello porque por las noches, cuando llego, a ese oscuro apartamento que tengo solo tengo ganas de tirarme en ese sofá deshilachado que tengo y beber ese vino barato que me está destrozando el hígado. Además, el subnormal de mi coordinador, siempre encima de mí, amenaza constantemente con despedirme, aunque para la mierda de sueldo que cobro quizás debería hacerlo. Mis amigos no me llaman, todos ellos se han casado, tienen hijos o se han ido a vivir fuera. Hace como tres meses que no veo a mi familia, no me hablan desde el funeral de la abuela y todo por llegar algo borracho al funeral y lo peor de todo, es que ni si quiera me importa.
Me han embardado el coche por las multas de circulación, el banco me ha retirado las tarjetas y apenas tengo 24 euros en la cuenta para llegar hasta el próximo mes.
Como comprenderás, no tengo ningún motivo para sonreír, excepto alguna noche que veo por enésima vez repetida la Vida es Bella.
- Bueno al menos estoy yo aquí.
- ¿tu? Coge el dinero que hay en la mesilla, vístete y vete.

lunes, 19 de mayo de 2008

¿Por qué nos atraen las relaciones imposibles?
Casados, chulos, los que viven lejos, los que no nos llaman, los que tienen un par de hijos, los que no quieren compromisos. La amiga de nuestro rollete, la que no me mira en el gimnasio, la hija del jefe, joder como está, la que me dice ya te llamaré, la que me llama y no puede, la que puede y no quiere, la que quiere y no viene.

Nos gusta complicarnos la vida, buscamos aquella persona que nos lo pone difícil, aquella a la que hay que buscar, a quién no podemos tener. Valoramos más lo que deseamos que lo que tenemos, lo que nos parece lejano e inalcanzable, que lo fácil.

¿Somos tontos? Hay alguien que conoces, que tienes cerca, que quiere estar contigo, que le gustas y ella a ti. Te lo pasas genial, puedes hacer cualquier cosa con esa persona, puedes tener lo que quieras, y lo que tienes es… Insuficiente.

Pero por qué. Que nos va a dar esa persona que no deja que nos acerquemos a ella más de un momento o una noche. Que nos ofrece, qué atractivo tiene perseguir a alguien como si fuese una cazaría y atrapar tu presa.

Quizás esa sea la recompensa, cazar a tu presa, perseguirla, acosarla, acorralarla y derribarla, pero después de eso, ¿qué queda? Ya has conseguido lo que querías, lo tienes, dónde está el reto ahora, dónde quedaron los incentivos, el placer. No va a llegar a nada más, descubrirás que es una persona como otra cualquiera, que ese halo especial se esfumó con la captura, que no te motiva el continuar con la presa cazada, porque al poco tiempo, como todo cadáver, se convierte en carroña, y la verdad, a mi perseguir a alguien nunca se me dio bien y mucho menos por carroña que algún otro depredador abandonó.

lunes, 12 de mayo de 2008

Mediados de mayo, junio ya como dijo ayer un amigo mío y como están los gimnasios.

El viernes, en mi hora de cinta casi me caigo. No por la velocidad excesiva, o porque tuviera un tropezón, sino por un ente, que se situó en la cinta contigua a la mía. Hasta ahí todo normal, lo más curioso es que el señor saco la revista “Men´s Health” y tranquilamente comenzó a leerla, mientras su velocidad era de 4 km/h.
Una sonrisa irónica se me escapó al ver el esfuerzo de aquel tío que se preparaba para el verano que ya se acerca. Ostras, estuvo 15 minutos a esa velocidad, yo creo que llegó a la página 43, esa que se dedica este mes a “pasa a la acción” se emocionó y se marcho.

Pero lo más curioso es que miras a tu alrededor y el gimnasio ha experimentado un aumento de usuarios que pretenden conseguir en apenas dos meses, lo que otros llevan trabajando durante años.
Arturo dijo el lunes: “Está esto hasta arriba, las viejas que se suben a las cintas y una hora andando ni para sudar, las gordas que hacen spinning, aeróbic y cien abdominales, pero como van a bajar ese pedazo de culo”
Y tenía razón. Han desaparecido las tías buenas, o al menos se han camuflado entre otras de cuerpos blandos, fofos, que más que unos kilitos les sobran unas onzas. De esas que han ido al Décimas se han comprado unas zapatillas, unas mallitas ajustadas y el mp3, de las que piensan, “esto en dos meses me lo quito” ¿Pero como te vas a quitar en dos meses lo que te has comido en todo el año?
Si te tiras al vacío y lo llenas.

Pero ahora llega el verano, el solecito, hay que ponerse faldas, enseñar ombliguito y mostrar canalillo. Claro, esas carnes caídas, pues no quedan bien, ¡qué beso habría que darle a quién inventó los sujetadores de relleno o el wonderbra”

Y los tíos, acojonante, tres cajas de zapatillas en la papelera de los vestuarios había el otro día. Pantalones Nike, piernas blanquitas llenas de pelos, cuyo único músculo que se marca es el de la goma de los calcetines, y una camiseta de algún equipo de fútbol de hace tres o cuatro temporadas.
Comienzan a correr, a hacer alguna pesa, abdominales (bueno de esos pocos, que cuesta más) Piensan que en dos meses tendrán la tableta de chocolate de Jesús Vázquez, que como el tiempo demostrará se quedará en bombón relleno, los brazos de Kobe Bryant, que la única similitud serán los tatus que te hagas, y las piernas de Roberto Carlos, depiladas, porque otra cosa.
Esos que a la semana ya no van, que dicen tengo mucho trabajo, que el niño se ha puesto malo o que directamente me largo de cañas con los colegas.

Y la verdad que es divertido, ves como un tío que no ha cogido una pesa en su vida se mete 40 kg en press de banca y casi se parte el pecho o como se van a beber agua y respirar a los 10 minutos de comenzar la clase de step.

Pero no desesperéis, si en la playa nadie se va a fijar en vosotros, ya hay tíos y tías más buenas a quién mirar y para echar un polvete este verano, pues como en invierno, espera a que esté borracha.
Que cara de gusto ponía la condenada, no había sentido una polla tan dentro desde hace tiempo, sus ojos de psicópata la delataban y eso que era la primera vez que lo hacía de esa manera.
O eso dijo…

¿por qué todas mentís diciendo, yo esto es la primera vez que lo hago o yo no suelo hacerlo? Sales con tus amigas, te pasas una hora y cuanta minutos pintando la raya del ojo, alisando tu pelo, eligiendo ese tanga que más te favorece ¿para qué lo vean tus amigas?

Has estado bailando en medio de la pista, mirando a ese tío durante más de veinte minutos, haciéndole notar como tus caderas se movían al ritmo de la música, que por cierto un tema del Columpio Asesino, llamado “el regreso del Evagelista”, y cuando se ha acercado a hablar contigo no has dudado en poner la mejor de tus sonrisas. Después de casi tres horas de conversación el te pide tu número, para llamarte otro día y tu en lugar de dárselo, le has insinuado que querías tomar otra copa.

Vas a su casa, te lo follas, con los ojos desorbitados después de sentir aquella cosa dentro de ti, gritando como una pija de mierda que eres, um um um, y corriéndote no menos de cuatro veces. Se enciende el cigarro y le dices, “esto es la primera vez que lo hago” ¿Por qué? ¿Te crees que se lo va a creer? ¿Piensas que así no quedarás como una zorra? Pero si el ya lo piensa. En el mismo momento en el que bajaste la cremallera de sus vaqueros y te comiste aquello sin apenas respirar, el ya lo pensaba. Lo más curioso es que a ti te importa tres narices lo que piense, ya te lo has zumbado y seguramente no lo volverás a ver, te has desahogado, te ha faltado decirle, con esa voz dulce de colegio de monjas “fóllame macarra de mierda”.

Pero lo más curioso, es que la mayoría de vosotras, las mujeres, siempre tenéis que soltar esa frase. Ya sea a un tío que os habéis zumbado una noche, al que acabáis de conocer a través de ese Chat que os tiene locas o al monitor del gimnasio. Vuestra dignidad, en la mayoría de los casos y salvando gratas excepciones, os impide decir, pues si, yo me follo al que quiero cuando quiero y disfruto de ello. Lamentable, porque a las únicas que mentís, es a vosotras mismas, a nosotros, nos da igual.

viernes, 2 de mayo de 2008

Légolas es el amigo que todos tenemos, con pinta de buena persona, algo regordete, no muy guapo, pero tampoco feo, ese que es entrañable. Algo así como un osito de peluche, al que muchas o la mayoría de las tías querrían abrazar, contarle vuestras penas, reíros con él. El perfecto amigo.

Es un poco friki, le gusta mucho algo que a los demás nos hace gracia, o que no disfrutamos tanto: ordenadores, baloncesto, comics, los donuts, el hip hop, etc. Es un tío que tan solo ha tenido una o dos novias en su vida, que habitualmente lo dejan, que se masturba con frecuencia (eso es cuatro o diez veces al día, los demás con una nos vale) que se emociona cuando una tía le habla y que no sabe que decir ante una que está muy buena. Sabemos de quién hablamos, todos los conocemos, no hacen falta muchas descripciones, todos tenemos nuestro Légolas.

Y llega un día en el que Légolas se enamora y lo mejor de todo, es correspondido. Una tía con la que no pega, que empezó pensando que mono es, me hace reír y que ahora se cogen las manos cuando caminan por la calle. Ella, que en ninguna de sus fantasías eróticas salía un tío como ese se siente cómoda, protegida, Légolas es tres veces más grande que ella, y segura, que ninguna se lo va a quitar. Ya no porque el tío no ligue demasiado, sino por los ojitos que este le pone.

Ayer, sin ir más lejos me encontré a uno en un restaurante, en la mesa de al lado, en el VIPS de Gran Vía (Madrid), tan tierno, tan protector, que me dieron ganas de darle dos besos.
Y así como el que no quiere la cosa, y casi susurrando, le entregó un regalo a su chica, no pude saber el motivo ni que era, ya que la perspectiva y la compañía no me dejaba observarlo bien. Ella cogió el regalo con una mezcla de que mono eres y que pesado baboso, lo miró y lo guardó en la caja pensando, no tienes ni puta idea de lo que me gusta. Y antes de borrar su sonrisa estúpida de la boca, se encontró con otro paquetito más pequeño. Esta vez si pude verlo, ya que nuestro Légolas insitió tanto en que los probase que casi le arranca una oreja para que la niña se acercase los pendientes del todo a cien que le había comprado.

Y así se quedó, mirándola, con los ojitos del que mira su coche nuevo, de quién se enamora e intenta complacer a la otra persona por encima de lo suyo para que esta no se vaya, de quién tiene sonrisa tonta, de quién ya ha pasado a hacerse tan solo cuatro pajas al día.

Ese es Légolas cuándo se enamora, por cierto, no sé como acabaría la historia, pero pinta de echar un polvazo en los baños no tenía ya que su enamorada quedó conmigo esa noche.

Vuelve el Rock N´Roll más puro de los años 80, el sonido inconfundible de guitarras, baterías y la voz del genuino Loquillo.

Un disco en homenaje a sus 30 años sobre los escenarios, a ser el mejor entre los mejores rockers en castellano, ahora ya sin su inseparable banda los Trogloditas, por fin se ha quitado la máscara de los múltiples personajes a los que ha dado vida durante su trayectoria para enseñarnos el que con la madurez que dan los años, es su última creación.

Fruto de todo ello nace Balmoral, homenaje a un clásico del Madrid más auténtico a orillas de la calle Serrano cerrado por derribo. Un viejo club al estilo inglés, antiguo, trasnochado, intemporal y al tiempo, lleno de encanto. Como sus habitantes. Una forma de entender la vida. Y un barman de leyenda, Manolo, amable, apasionado y rebosante de anécdotas. De esos que ya no quedan.

Una imagen de gángster de los años veinte, bien vestido, impoluto, perfecto, como siempre, ese aire chulesco, pinta de comerse el mundo y el respeto que infunden sus casi dos metros de altura. Loquillo nos vende un muy buen disco, del que si miramos más allá de toda la parafernalia ideada por el mismo, nos quedan muy buenas canciones. Sonido auténtico, trabajado, con letras, escritas prácticamente en su mayoría por el mismo, comprometidas con los malos tratos, abuso de poder y señalando con su dedo las injusticias que ve reflejada en esta sociedad.

Quizás se eche de menos una canción que vaya a quedar en el recuerdo, esa que pasen los años y sigamos cantando, pero visto en su conjunto, esa canción, no es necesaria.
Es un perfecto disco para todos aquellos amantes del buen rock, de los sonidos de antaño, que pocos o casi ningún artista de hoy en día sabría hacer y mucho menos a ese nivel.
¡¡Bien Loco!!

Valoración:

-Calidad/Precio: 9
- Recomendable: Mucho
Hoy no escribo de nada, solo presentaros un nuevo blog, se llama UN PUNTO DE VISTA, en el que trataré de daros mi opinión, aunque no os importe, de espectáculos, discos, películas, juegos, fiestas... Ya digo que es mi opinión, sin que tenga que ser así como lo veis los demás.

Os dejo el vínculo: http://updv.blogspot.com/ disfrutarlo, si podéis.

El pasado día 26 de abril llegó a Salamanca el show de “Los cómicos más buscados”.

Un cartel prometedor, con Paco León al frente (el tonto de “Luisma” en la serie Aída) el casi olvidado Santi Millán y el desconocido para el gran público Toni Moog.

El espectáculo se celebró en el Multiusos de Salamanca, un escenario poco propicio para ello, seguramente elegido por la intención de llenarlo y que apenas cubrió la mitad de su aforo.

Programado para las 22:00 horas, tras los primeros silbidos y abucheos los cómicos se dieron cita en el escenario a las 22:20 horas, tras una gran ovación, sobre todo a Paco León, comenzaron con una breve introducción, llevada a cabo por Santi Millán y acompañado en gran medida por Toni Moog. Tras un paripé de globitos y mensajes a móviles, que no hacen más que engañar al público haciéndoles creer que participan en el show, el primero en enfrentarse al público fue Santi Millán.
Su valoración flojita, un monólogo retocado para el de uno de los ya contados alguna vez por Toni Moog, en el que apenas destacó algún chiste fácil. Supo llevar el monólogo de manera amena, sin que se hiciese demasiado pesado, pero sin aportar nada personal al mismo.

El segundo en saltar a la palestra fue el desconocido Toni Moog, quién se aprovechó del desconocimiento del público para sintetizar en 20 minutos sus tres monólogos más famosos de Paramount Comedy (Mis dos amigos, El perro del Choni y la Playa) Naturalmente introdujo ciertas modificaciones, pero nada nuevo, algo ya visto y que no aporta nada a su carrera profesional más que una sustancial suma de dinero en su cuenta.

Para el último lugar dejaron al más aclamado y popular en estos momentos. Qué decir de Paco León, simplemente detestable, sin gracia, sin ofrecer nada al público, una verdadero engaño. Solo una sugerencia, si no sabe hacer monólogos que al menos haga durante 20 minutos de Luisma, de tonto con gracia, y que no intente engañar a nadie.

La conclusión, una estafa, una auténtica estafa. Por 30 € que costaba una entrada el espectáculo fue una mierda, sin gracia, sin nada de nada, excepto algo de Toni Moog.

Valoración:

- Calidad/Precio: 0
- Recomendable: No