viernes, 31 de octubre de 2008


Por fin se ha abierto un bar con las mínimas condiciones en Salamanca.
En la calle Empedrada (Al ladito de la Vaguada de Palma) podemos encontrar este "lounge" que combina perfectamente la mejor música jazz y chill out con la cocina de vanguardia.
A mi, personalmente su carta me encanta, con una decoración cuidada al detalle, luces, mesas, sillas y una buena elección de música.
A destacar dos detalles; sus vinos, exóticos, raros y deliciosos, que los puedes tomar en un sofá, como si estuvieses en tu casa, mientras picoteas en sus numerosos platos.
El segundo, es su reservado, donde puedes cenar sin que nadie te moleste, con un buen cava y una intimidad que no la ofrece ningún otro local en la ciudad.
Por si fuera poco, el Ganesha, lo llevan dos viejos conocidos de la noche, que han pasado la mitad de sus vidas poniendo copas a todo el que algún día se acercó por Camelot y el trato que ofrecen, está a la altura de su local, aunque Oscar, esté como una puta cabra.
Quizás se le podría poner dos pequeños inconvenientes; resulta deficiente la ventilación del reservado cuando las personas q lo ocupan fuman y una cena para dos, se aproxima al salario mínimo interprofesional (en el reservado).
Valoración:
Calidad/Precio: 8
Recomendable: Si

jueves, 30 de octubre de 2008

Había una tipa por ahí, que cantaba, con una voz de pito bastante molesta para los oídos, que quería ser una okupa del corazón de algún pobre iluso que no sabía la que se le venía encima.

Al final el amor es como el movimiento okupa; irracional, incontrolado, sin normas, sin reglas y casi siempre, entrando en propiedades en desuso, abandonadas por cualquiera. Como los corazones que nos vamos encontrando.

A ciertas edades, casi todos los corazones ya han sido usados, son de segunda mano, y los adquirimos con la esperanza de que al menos tan solo tengan unos arañazos, o algún que otro golpe que aún le permita su correcto funcionamiento.
Es algo parecido a ese mp3 que compramos en ebay y que esperamos que nos llegue a casa, lo abrimos como si fuese nuevo, y aunque al principio funciona bastante bien, poco a poco va dando problemillas, hasta que se estropea y lo tienes que tirar.

Pues con las relaciones pasa lo mismo. La garantía ya caducó hace tiempo, no eres tu quién estrena el corazón, ese sufrido, amargado y resentido, porque las mujeres siempre sois las víctimas.

Si era un cabrón, si me ponía los cuernos, si salía más con sus amigos que conmigo, que si su perro era más importante, que no me hacía correr, que solo pensaba en sexo, que si su coche suponía el cincuenta por ciento de su gasto mensual, que si no me entendía, que sé yo. Excusas, motivos, y lamentos hay muchos. Todos los que te quieras inventar, todos los que te quieras creer para convencerte que la culpa de la ruptura fue suya y que tu, pobrecita mía, no eres más que una víctima, cuasi inocente, del despotismo masculino.

Y como todo en esta vida tiene un final, cuando te desalojan de un corazón, o cuando te vas de propia voluntad, porque el que okupas no sirve a tus propósitos, vagas, deambulas y caminas hasta que ves, otro semi derruido, lo okupas, lo adecentas y adecuas a tus nuevas necesidades y lo abandonas, cuando ya no sirve. Y eso lo hacemos todos, porque después de un desalojo, vendrá otra okupación.

lunes, 27 de octubre de 2008

Ensimismado en mi mismo, colocaba como mero autómata sobre la cinta, los productos que se encontraban en mi carro. Era como cualquier otro día que haces la compra, en no más de quince minutos, pues tienes claro lo que quieres y no te entretienes en las estanterías de las ofertas.
Miré el mensaje que me acaba de llegar a mi teléfono, cuando alguien me dijo “Manu, cuanto tiempo” Miré a la cajera y allí la encontré; era Yolanda, aquella que fue la primera en comer y beber de mi polla, cuándo apenas contaba con trece años.

Había cambiado mucho desde que fuimos compañeros en el colegio Pizarrales y quedábamos en su casa a escondidas cuando sus padres trabajaban para darnos el lote, meternos un poquito de mano y ver por primera vez, a una persona del sexo opuesto completamente desnuda. Nunca follamos, siempre era igual, cuatro besitos, camiseta y sujetador fuera, cuatro besitos más, resto de ropa fuera, y ya desnudos, pues lo que se llamaba, por aquel entonces “un dedo” y una mamada. El día que más cerca estuvimos de follar, fue en el viaje de fin de curso de octavo de EGB, pero no había condón, por lo que me volvió a chupar la polla, con Lucas, mi compañero de habitación dormido, o haciéndoselo, como se la meneaba el cabrón con aquella imagen, a dos metros escasos.

Yolanda ya no llevaba aquellos escotes de su mejor época, quizás, porque ese pecho tan perfecto y esbelto que lució hasta los veinte años, la última vez que la vi, se había caído, bien por el tiempo o por la niña que había tenido hacía unos meses.
Y al verla, tan mayor, tan perdida, tan demacrada, como buena esposa y mejor madre, resignada a la silla de su caja de E.Leclerc recordé que siempre quiso ser veterinaria y que su sueño, ahora no era otro que llegar a fin de mes.

Lamentable lo que hace el amor, renunció a estudiar en una universidad fuera de Salamanca por su chico, ese que ahora gana apenas 900 euros reponiendo productos en Carrefour, curioso que el “feliz” matrimonio trabaje para la competencia, renunció a la pasión de su vida, que eran los animales, por una niña, que apenas hace que le brillen los ojos cuando habla de ella, renunció a la vida que siempre quiso vivir, por un matrimonio, del que ahora duda si durará.

Y con cierta envidia, me miraba, mientras le contaba mis copas en Chueca el sábado, o le hablaba de mi despacho, después de decirme que hace algún tiempo leyó una entrevista a página completa en un periódico.
Me dijo, que le hubiese gustado vivir sola, como lo hacía yo ahora, que nunca tuvo esa opción, porque salió de casa de sus padres para irse a casa de su novio, que quería tiempo para ir al gimnasio, de compras o de cañas un jueves por la noche.

Que llevaba tres años de vacaciones, la boda, las deudas, la niña y que a veces, y solo a veces, cuando veía alguna película en la tele los sábados por la noche, extrañaba salir con sus amigas y tontear con algún chico guapo.

Y mientras me disponía a pagar el café que tomamos, en la cafetería del hiper, me preguntó ¿es caro un divorcio? Simplemente no la respondí, le di dos besos y me marché. Ella ya no puede soñar, solo pasar productos, para pagar los potitos de su hija, la vida, es para otros, para nosotros, para los que son como yo.

viernes, 24 de octubre de 2008

Es… cómo podría describir algo indescriptible. Tan tan tan guapo. Atractivo, interesante, con esa pinta de malo, de duro, de inaccesible, pero con un corazón… uff, hasta a mi me gusta.

Es el Duque, madre mía, solo con decirlo ya se me pone el pelo de punta. Su barbita de tres días, su traje perfectamente planchado, que más da que lleve tres días sin dormir y huyendo de la policía, nunca tiene ojeras, ni se despeina ¡es un tío que llora! joder, ¿quién no va a querer eso? Si lo tiene todo.

Por tenerlo todo, tiene hasta la aprobación de todas y cada una de las mujeres de este país. Da igual que seas alta, baja, rubia, morena, guapa o fea. Si eres rockera, punky o pija. Todas habéis soñado al menos una vez con beso, una caricia, una palabra suya. Y esto es algo que me desconcierta.
Las mujeres no dejaréis nunca de sorprenderme, quizás por eso no soy gay, quizás porque me dan verdaderas arcadas cuando me como una polla. Es la primera vez en mi vida que veo tal unanimidad por un tío. De los que había hasta ahora, ninguno de ellos había levantado tantas pasiones y mojado tantas braguitas, ni Brad Pitt, Paul Newman, o Marlon Brando, ninguno de ellos.

Pero no os gusta Miguel Ángel Silvestre, que también, porque el físico es el que es, sino que os gusta El Duque. Ese personaje malo, malote, duro, arrogante, que consigue todo lo que quiere, menos el amor. Y esa desdicha que tiene por no conseguir a quién quiere es lo que os tiene desatadas.
A las tías os gustan esos tíos así. Que os den caña, que os aporten seguridad, con un puntito de chulería incluso una pizca de prepotencia. Pero que en las distancias cortas os desarman porque descubrís que tienen corazón ¡y que corazón! Cómo ya dije en algún que otro post, quizás fue en mi libro –quién no lo haya leído que se joda y lo compre- no os gustan los buenazos, los que os ofrecen todo a cambio de casi nada, sino que os atrae el tira y afloja, el hoy te doy mañana no estoy, pero te llamo a la noche para ver como ha ido tu día, el salgo con mis amigos y nos veremos por ahí, pero mañana te invito a la cena más romántica de tu vida.
Queréis un macho dominante, el pavo real con la cola más colorida, pero con la suavidad de un conejito, la fidelidad de un perro y la ternura de tu osito de peluche.

Yo de pequeño quería ser marinero, pero no sabía nadar, me compraron un barquito y se hundió, no me ahogué porque el Capitán Astro me rescató, me llevó a una aldea de irreductibles galos y después de tomar la poción mágica y viajar al reino de nunca jamás, desperté. Ahora os toca a vosotras.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Sorprendido me quedé hace un par de noches, conocí a una de esas chicas delicadas, con clase, educación refinada, distinguida, una señorita, de esas que ya no te encuentras, de las que han estudiado en colegios de pago, no estoy fumado, de esas chicas… cómo diría yo, chapadas a la antigua, me la he tenido que zumbar hoy, en la segunda cita.

Porque lo habitual, es follar en la primera cita, si me apuras en la primera hora, no sería la primera vez, ni será la última, como mucho cuatro horas después, en su casa, en la mía, en el coche, que más da. ¿quieres ir al cine? le pregunté en esta segunda cita. Me miro, sonrió y dijo prefiero tomar algo tranquilos, pero realmente pensaba, ¡tómate la caña rápido y fóllame, cabrón!

Es fácil (toma, te regalo un chupa chus para que chupes algo hasta que me vuelvas a ver), jajajaja, tras este paréntesis sin sentido pero que yo muy bien entiendo, continuo con el relato, jajaja, decía que es fácil hacer sentir a una chica especial, la más especial del mundo durante las primeras horas. Esas que son fundamentales, en las que ella, cree que ha habido una conexión especial, que eres alguien interesante por descubrir. Has conseguido mantener una conversación coherente durante una hora, no has mirado su escote, al menos no se ha dado cuenta, pareces un tío al que merece la pena conocer, seguramente siendo tu vida tan patética, absurda y aburrida como la de los demás, pero ella no lo sabe. Y es en ese momento, en el que ella, desea haberte conocido un año antes, yo digo esa frase que nunca falla, obviamente no la voy a decir aquí, porque todas os sentiríais identificadas y no volvería a funcionar y ella, sin saber muy bien cómo ni por qué, termina en tu casa, empotrada contra la vitrina de la entrada, esa dónde guardo los viejos trofeos que un día gané jugando al mus, y algún que otro juguetito sexual, gritando ¡más despacio, más despacio! mientras ha desabrochado el pantalón y se siente libre, deseada… aunque sea por una noche, por una hora, en la primera cita, en la segunda o en la última, no echa de menos a quién está lejos, porque todos sabéis o deberíais de saber, que la perra se encuentra triste cuanto el perro no está y lo echa en falta, pero el perro se encuentra aún más triste cuando la perra es más alta.

sábado, 18 de octubre de 2008

Anoche hice el amor contigo y no estabas. Porque contigo no follo, contigo amo, siento, sueño, soy yo mismo, sacas lo mejor de mi y me gusta.

Besaba tus labios, como ya lo había hecho antes, miraba tus ojos, tu sonrisa, esa carita de niña que me ilumina cuando la miro.

Acariciaba tu pecho sin tocarte, tus manos, tu ombligo, tu cintura. Recorrí tu cuerpo con mi boca, haciéndote gemir, escuchando tus suspiros, tus manos cerradas, agarrando las sábanas, tu cuerpo arqueado.

Ayer soñé contigo y no estabas, pero te sentí, ¡cómo te sentí!

viernes, 17 de octubre de 2008

Miro el retrato en la pared y me gustó. Cada vez más.
Miro esa mirada, que penetra, que te entra, que me entra, que te mata sin tocarte.
Me miro, lo reconozco, me miro mucho y me enamoro en cada mirada.
Me miro a escondidas, de frente y de perfil; el derecho y ahora el izquierdo.
Miro los tatuajes de mis brazos, uy, ese hay que repasarlo, pero me gusta, nadie lo lleva como yo, es único, nadie sabe lo que pone, es mi secreto. ¿cuántas veces me han preguntado por él? Tantas que ni me acuerdo.

Miro mi pecho, depilado, cada vez más definido, más potente, más grande, me gusta, lo toco, lo siento ¿Qué tal me quedaría un piercing en el pezón? Quizás un poco gay, pero que más da, si tal vez lo soy o lo fui, o lo probé.

Miro mi cintura, las siete palabras griegas que me describen, perfectamente alineadas, perfectamente marcadas, como las líneas que recorren mi pubis hasta mi entre pierna.
Miro mi polla, no me la chupo porque no llego ¿cuántas de vosotras querríais chuparla ahora? calentita, dura, potente… Giro y miro mi espalda, definida, ancha, casi perfecta. Adornada por ese tremendo tatuaje envidia de muchos y deseo de otros. Y llego a mis hombros, grandes, fuertes, cuidados, con una pequeña marca en el izquierdo y una cicatriz en el derecho. Vuelvo a mis ojos, que me encantan, que me pierden, que te pierden, que te gustan y los deseas, tanto, como yo deseo mis labios, los que no besas, lo que no besaste, los que no han sido tuyos nunca, porque solo son míos, porque los quiero, joder, porque me quiero.

martes, 14 de octubre de 2008

A veces te da asco, tanto asco provocar una sonrisa, un alivio, un abrazo.
A veces te repele mirar a la cara a alguien, te sientes como lo que eres, una puta, como otra cualquiera, como las que están cerca del Camp Nou un día si y otro también.
Pero yo, no utilizo preservativo, ni la chupo, ni me abro de piernas, aunque a veces traten de darme por el culo.
Mi condón es un título colgado en mi pared, mi burdel un despacho, mi chulo es mi ambición y mi cliente, cualquiera que me pague lo que pido.
No sabes si reír o llorar, confrontas tu trabajo con tus principios, con tus ideas, con lo que sientes, y lo vendes, porque al final todos nos vendemos, y es, nuestro chulo, el dinero, el que nos dice que tenemos que hacer.
Mientras miraba a sus ojos me daba asco. Esa pinta de cabrón, de mierda, de cobarde resentido. Esa falta de valor por asumir el rechazo, por no olvidar y seguir adelante, por ser un ser tan despreciable, que hasta yo lo desprecio.
Su aspecto impoluto, su traje caro, zapatos italianos, camisa blanca y una corbata estupenda, de esas que pocos se pueden permitir. Un Cartier en su muñeca izquierda y aún, el anillo de casado en el dedo. Las gafas, sin montura que junto con esas canas que indican que has pasado los cincuenta y te dan un aspecto respetable.
Eres tan cobarde, que ni siquiera te atreviste a ir a mi despacho, nadie sabe que te defiendo, el expediente no existe. Nos reunimos en tu casa, de esa de la que huyó, hace unos cuantos días, a eso de las diez de la mañana, ni querías factura, ni pruebas, ni llamadas, ni teléfonos. Te aseguraste que nadie me viese entrar, me pediste que fuese sin traje, “nadie debe saber que eres abogado” y compraste mi silencio, mis servicios y tu dignidad.
Para mi has sido uno más de tantos, un delincuente con dinero que se ha podido permitir una buena defensa y salir absuelto, que ha pagado cada guantazo, cada insulto y cada humillación a tres cientos euros y que no han sido menos de quince los que me has contado, pero estoy seguro, que fueron muchos más los que has callado.
Para mi, no has sido, sino otro caso ganado, cinco mil euros más en mi bolsillo y quizás un par de trajes en mi armario. Para ella, no eres más que un mierda, un cobarde, un hijo de puta que has arruinado su vida a golpes, a voces, a insultos. Paliza tras paliza, bronca tras bronca, borracho, después de follar en el piso ese que tienes alquilado en Crespo Rascón, y al igual que a la infeliz que te come la polla a mi me pagas, soy tu puta, cobro, obedezco y callo, pero de la misma forma, me das asco.
De tanto paleto, charrito incontrolable e incontenido con dos copas de más o dos copas de menos, de aquel que se ríe solo en la terraza del clavel, del payaso del grupo, del listo, del torpe o del pasado. De los pijos, los cachitas, de los que van de guapos, de los feos, del mierda que baila bien y del que no se mueve de la barra. Del cornudo, que al final lo somos todos, del cabrón, del simpático, del hijo de puta caprichoso como yo. De quién no tiene estima por sí mismo y mucho menos por su ausencia, lo que descansé cuando te fuiste, del que llora mientras sueña y sueña con tocar pelo púbico ajeno. Del que lee mi blog sin leer entre líneas, del que se mete rayas, del que se folla muertas, del erudito, del inculto, de mi padre, que culpa tendrá el pobre, si ya cumplió penitencia con aguantarme, de ti. Anda y que os den por culo a todos

lunes, 13 de octubre de 2008

De tanta zorra, de tanta imbécil, de tanta amargada resentida, del si no llamas, del si no te veo, del si eres un borde, de que yo te quiero. De la estupidez, de la mediocridad, la falta de clase, de estilo y del no saber estar. De la voz grave, de las tetas colgando, de la mierda celulitis, de tus cartucheras.
De la de una noche o la de tres meses, de la de toda la vida, de todas y de ninguna. De la que llama, de la que cuelga, de la que saluda en el Messenger, de quién desaparece, de quién regresa.
De tus mamadas y mis corridas, de la paleta que se esconde tras esa máscara, de estupidez más supina que por estúpida pareces sin abrir la boca y aún abriéndola más tonta me pareces. De la casada, la soltera, solterona y divorciada. Del polvo de una noche, del que me tengo que currar, la que revivió entre las muertas, de esta panda de locas que leen mi blog, de cualquiera, que no sea mi esclava y de la sumisa también. Anda y que os den por el culo a todas.

domingo, 12 de octubre de 2008

Miraba desde la azotea, a un lado y a otro, insistentemente, miraba y miraba. Buscaba una salida, una entrada, una obsesión, que sin ser obsesiva era lo que quería, pero no pretendía encontrarlo allí ni en ningún sitio. Tenía la costumbre de sentarse allí, después de cada noche loca, desesperada y desenfrenada, buscando un cómo, un por qué y el cuándo. No alcanzaba a comprender cómo, después de tanto tiempo iba y no venía, sino por ir, sola, sin sombra ni compañía, desdibujaba su sonrisa.
Quizás era aquella brisa, quizás la sangre que brotaba de su ceja izquierda, pero no lo sabía. Volvía a mirar, sin saber muy bien, sin haberlo estudiado previamente, pero lo hacía y aquellos cincuenta euros tirados en el suelo le hacían volver a suspirar.
El taxi no llegaba, tampoco lo había llamado, ni tan siquiera sabía el número, quizás fuese el doce o el veintitrés, su edad no importaba, realmente no lo sabía. Tan solo unos días atrás, miraba desde la misma azotea, saliendo de uno de los locales de moda y uno de los últimos rayos de sol de aquel verano le había dejado agotada, quizás perdió su virginidad en el futuro, pero seguía sin saber muy bien por qué estaba en aquella azotea.
Poco a poco recuperaba el sentido, la cámara de seguridad, el ron, las marcas en las muñecas y la colilla en el suelo. Ella no fumaba. Saco una moneda de su bolsillo derecho, limpió la sangre de su ceja con la manga de su camisa destrozada y la tiró al aire.
Recordaba solo calor, sudor y falta de aire. Gritaba, de placer o de dolor, solo gritaba y volvió a mirar las marcas de sus muñecas. Aquellas, que de pequeña le regalaron sus padres, con las que jugaba, sin darse cuenta que el juego había terminado hace tiempo, seguía en aquella azotea.
La noche tocaba a su fin, la canción terminaba y las primeras luces, fue las que colocó antes que las segundas, mientras vomitaba. Algo le sentó mal, buscó entre sus apuntes y corrió sin moverse, desabrochó el sujetador y lo lanzó al vacío, se sentía desnuda. El taxi no llegaba, aunque no recordaba haberlo llamado y aquel dedo inquisidor la señalaba como la culpable, sucia, demasiado sucia aquella acera, pero que importaba ya. Vio como su tanga, de encaje, transparente, caía también, al ritmo del latir de un corazón acelerado. Buscaba un motivo para estar en aquella azotea, no lo encontró y saltó.
Mientras caía recordaba los golpes, las voces, la melancolía de lo que fue y lo que es, de aquello que encontró un día y perdió al siguiente, de su noche de bodas, de la luna de miel. Aquel primer beso en la puerta de casa y el ultimo golpe en la cocina. El vino barato, la camisa sin planchar, la barba de tres días, el anochecer y el despertar agotada por no poder dormir. El susurro, el silencio, las caricias, el descanso al sentir el asfalto en su piel y finalmente, sin oírlo, lo escuchó. Una lágrima, el llanto, los gritos, el odio y las flores en la azotea. El cabrón la mató.

lunes, 6 de octubre de 2008







La música ya no es lo que era; ni los discos que editan las discográficas, ni los directos, ni los videos musicales, ni tan siquiera los mal llamados artistas, que cada vez están cortados por el mismo patrón.
Un ejemplo de todo ello, es el grupo Despistaos, cuyo origen encontramos en Guadalajara y en un rock fresco, con letras más que interesantes y algo diferente que ofrecer. El primer disco, con las que sin duda han sido sus mejores temas, como Resucito, Sentada en un sueño o Balas de plata, nos dieron la esperanza, casi perdida, de encontrar un grupo que iba a hacer buena música durante mucho tiempo. Y así lo demostraron en muy pero que muy buenos conciertos en el Extremúsica del año 2006 o en Peñaranda ese mismo año.
Pero con la fama, la mierda de fama que les dio esa canción, de las más horrendas de su discografía, Estoy aquí, cambiaron radicalmente. Canciones insulsas, comerciales, para niñas de quince años, sin nada que aportar y un grupo avocado al olvido en no más de dos años. Nada más que comentar de su último disco, Vivir al revés, como diría Ángel Martín, en su programa de cine, UNA MIERDA, NO LO COMPRÉIS. Lo único que se salva, es la intervención de Rulo (La Fuga) y Kutxi Romero (Marea) en su video clip Cada dos minutos. Sus conciertos, una auténtica estafa, no llega a hora y media, no trasmiten nada, no son los que eran, se han vendido.

Quienes no se han vendido, son Marea, este grupo navarro sigue fiel a sus orígenes, letras más o menos similares, con cierto mensaje, irreverencia, y rock n´roll en estado puro. Su último disco, Las Aceras están llenas de piojos, tiene todo eso y lo anterior, a lo que se une una calidad de sonido hasta ese momento no alcanzado incluso en directo, que por otro lado, está lleno de fuerza, de garra, dos horas y cuarto de concierto, rock n´roll sin descanso desde el principio hasta el final, tan bueno, tan bueno, que aún sudando de tanto saltar, borracho y con un par de porros en el cuerpo, te quedas con ganas de más. Solo una pequeño inconveniente, por decir algo, demasiado preparado el concierto, sin dejar margen a la improvisación.

Improvisación, que por otro lado, siempre está presente en los conciertos de La Fuga. Directos en los que repasan toda su discografía, desde los inicios hasta su último disco, Asuntos Pendientes. Su directo es divertido, explosivo e intenso, más de dos horas de sus mejores canciones, con colaboraciones, improvisaciones y a un precio más que asequible. Quizás, la única objeción que se le puede poner a la formación cántabra, es la duración de su último trabajo discográfico, se hace excesivamente corto.

Y lo que nunca se hará corto, es el placer de ver al que quizás ha sido el buque insignia del rock español durante muchos años, tanto en España, Latinoamérica e incluso Alemania y Japón. No es otro que Héroes del Silencio. Privilegiado, me sentí de volver a disfrutar de un directo suyo, el último. El 27 de octubre de 2007, circuito Ricardo Tormo, Cheste (Valencia) unos cuantos privilegiados, 80.000 para ser exactos. Un concierto inolvidable, repasando los mejores temas de su dilatada carrera, y cuando digo los mejores, hablo de aquellos de los primeros discos, Héroe de Leyenda, Agosto, La Carta, etc. etc. Olvidados las rencillas entre Bunbury y Valdivia, ambos se entregaron, ya no sé si fue pose o realidad, si era una alucinación o un pacto entre ellos para sacarnos el dinero a todos los imbéciles que estábamos allí creyendo haber rejuvenecido 15 años, pero sinceramente, así, da gusto que te estafen, yo pago lo que sea.

sábado, 4 de octubre de 2008

Lo bueno de no trabajar los viernes por la tarde, es esa siestecita, el descanso, ir de compras, preparar la partida de poker con los amigos, que alguno queda aún, pero he de reconocer que tiene cosas malas. Los programas de la tele. Mamá, te quiero mucho, pero te vas a matar como sigas viendo esos programillas. Y sí, hablo del puteferio ese que tienen abierto en Tele 5, tu televisión amiga. Ese llamado “mujeres y hombres y viceversa”, ese, en el que van un grupo de chicas, con ganas de zumbarse a un jugador de fútbol, bien vestido, con unos ojazos azules que las vuelve tontas, una boca un tanto rara, y un papel de bueno, que parece tonto. Digo parece, porque un tío así, no existe, si fuese yo quién estuviese en ese programa… A lo que iba, que el programa de ayer viernes, me recordó muy mucho a lo que pasa con las individuas de este blog; todas quieren estar con el tronista, unas porque les gusta, otras por el simple hecho de llevárselo, todas utilizan sus armas, las que tienen o las que les dejan, y el pasa de todas, ninguna le convence, de ninguna se fía y con ninguna se va a quedar, aunque bien es cierto, que alguna le atrae más que las demás, pero simplemente eso. Y ellas, como siempre, enfadadas, rabiosas, ofuscadas, despechadas por estar destronadas en un trono que nunca fue suyo, confabulan, hablan, se ponen de acuerdo para atacar al tronista, para hacerle la vida imposible, para sacar sus uñas y despellejarse mutuamente, pero fundamentalmente, a quién tiene mayor aceptación por parte de quién debe decidir. Y esto pasa siempre, las chicas, lo hacéis siempre, SI NO PUEDES CON TU ENEMIGO ÚNETE A ÉL y vais contra el chico, contra quién, aún no siendo víctima inocente, bastante hace con aguantaros, aunque sea en citas de veinte minutos y no os dais cuenta, que el enemigo es con quién os unís, quién creéis que al estar en la misma situación que vosotras os va a apoyar, comprender e incluyo ayudar a conseguir a ese tronista, pero sin daros cuenta, que ella, vuestra nueva aliada, pretende exactamente lo mismo que tu y que las dos, vais a jugar sucio, muy sucio, porque al tiempo que entre vosotras os ponéis a matar, el que decide, no elige, porque os tiene a todas y al mismo tiempo que todas entráis en ese bucle de amor odio, ayer, a la talaverana de la “urba”, sabes tío o sea, a esa que después de mirarla durante 15 minutos me acerqué y le dije: Hola, ¿follamos? a lo que contestó, tendrás que currártelo al menos un poquito, ¿no majo? y mi exposición fue sencillamente abrumadora me lo puedo currar toda la noche y follar a las siete de la mañana cansados o irnos a follar ahora y estar follando a pleno rendimiento hasta que salga el sol. ¡y funcionó! no me dejó ni decir una palabra más, me besó, allí en el Moderno, y mientras se despedía de sus amigas y cogimos un taxi en la parada que hay en la misma puerta, en Gran Vía, me iba metiendo mano. Calentita estaba ya!! pues no esperó ni a llegar a casa, pues en el taxi, desabrochó mi vaquero, y empezó una mamada, ¡una mamada en un taxi! acojonante. Y yo tratando de disimular, que el taxista no notase nada, pero estaba tan cachondo, me ponía tanto la situación, que antes de llegar a su casa, en la misma rotonda de la Puerta Zamora, me corrí, como hacía tiempo que no hacia, descargando todo en aquella boca tan o sea, que no pude evitar un gemido, pero me daba igual, porque fue la leche, tanto, que al llegar, a la puerta de su casa, a mitad de la avenida Italia y le dije al taxista, ¿qué le doy? este me respondió con una sonrisa más que picarona, rallando la carcajada con el espectáculo que he visto me doy por pagado.
Sonreí, bajé del taxi y lo que pasó en su casa, ya lo contaré otro día, porque la talaverana de la “urba” da para unos cuantos relatos más, mientras por cierto, vosotras que por aquí me despellejáis, os quedáis en eso, en meros comentarios sin sentido y resentidos en una mierda de blog.