Dice el diccionario de la RAE que es la rrepresentación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada.
Raúl y Guti, son símbolos del madridismo, representan el trabajo, la calidad, el glamour, las ganas de ganar, espíritu de campeones… representan una época gloriosa de victorias y derrotas, de quién siempre dio la cara y siempre fueron los mejores.
A quién le joda, que serán mucho, decir que estos dos tienen tantas copas de Europa como el Barça en más de cien años, que han representado a nuestro país, que son portadas y que están forrados, y ahora se marchan. El Madrid no será lo mismo sin ellos y mi vida sin Gutiérrez tampoco, te amo, cabrón.
Pero en pleno mes de julio, casi ya agosto, otro símbolo de esta época, son los michelines, si joder, esas lorcillas que a todos nos salen en la cintura, ocultando nuestro six pack, el mío el primero y mira que cada día estoy más tirillas, más “chupao” como diría aquél, si hasta me han dicho que se me ha caído el culo, pero no es cierto, se esconde porque es muy tímido.
Pues eso, que lejos de tener todos cuerpazos, esos de los anuncios, de los programas de callejeros y similares, esos que nos venden los perfumes, la ropita y los condones, ninguno de nosotros tenemos un cuerpazo de escándalo y mira que hacemos tonterías por conseguirlo. Dietas, gym, pilates y no sé cuántas hostias más. Pero lo que más gracia me hace, son aquellos inseguros que dejan de comer completamente, o que lo comen y lo vomitan, por un mero complejo de verse un kilito de más, que no esconde más que inseguridad en sí mismo, como si la gente te fuese a evaluar por tu físico, por marcar abdominales, por tener una cinturita de avispa como la de Paula Vázquez, porque nos creemos que todos nos miran cuando caminamos por la calle. Y no es verdad, solo te mirarán si vas a mi lado, y a ti, de pasada.
A lo que iba, conozco a varias de estas personas que han puesto su vida en peligro por esos complejos, por esas mierdas, por esa enfermedad, porque al fin y al cabo, acaba siéndolo. Lo pasan mal, están jodidos, y joden a sus familias, a sus amigos e incluso a sus eventuales parejas, sin importar que realmente no sean gordos, ni lo estén y quizás, solo quizás, alguno de ellos, esté muy bueno. Pero la mente humana es inescrutable, o eso dicen, porque la verdad, no son más que inseguridades, que se reflejan más allá de su físico, que tienen influencia en su vida, y son capaces de cualquier cosa, por verse, un poquito mejor.
Así que no seáis gilipollas y lucid michelín con orgullo, que lo que menos importa, al final, y mira quién lo va a decir, es el cuerpo que te acompañe en tu camino.
Raúl y Guti, son símbolos del madridismo, representan el trabajo, la calidad, el glamour, las ganas de ganar, espíritu de campeones… representan una época gloriosa de victorias y derrotas, de quién siempre dio la cara y siempre fueron los mejores.
A quién le joda, que serán mucho, decir que estos dos tienen tantas copas de Europa como el Barça en más de cien años, que han representado a nuestro país, que son portadas y que están forrados, y ahora se marchan. El Madrid no será lo mismo sin ellos y mi vida sin Gutiérrez tampoco, te amo, cabrón.
Pero en pleno mes de julio, casi ya agosto, otro símbolo de esta época, son los michelines, si joder, esas lorcillas que a todos nos salen en la cintura, ocultando nuestro six pack, el mío el primero y mira que cada día estoy más tirillas, más “chupao” como diría aquél, si hasta me han dicho que se me ha caído el culo, pero no es cierto, se esconde porque es muy tímido.
Pues eso, que lejos de tener todos cuerpazos, esos de los anuncios, de los programas de callejeros y similares, esos que nos venden los perfumes, la ropita y los condones, ninguno de nosotros tenemos un cuerpazo de escándalo y mira que hacemos tonterías por conseguirlo. Dietas, gym, pilates y no sé cuántas hostias más. Pero lo que más gracia me hace, son aquellos inseguros que dejan de comer completamente, o que lo comen y lo vomitan, por un mero complejo de verse un kilito de más, que no esconde más que inseguridad en sí mismo, como si la gente te fuese a evaluar por tu físico, por marcar abdominales, por tener una cinturita de avispa como la de Paula Vázquez, porque nos creemos que todos nos miran cuando caminamos por la calle. Y no es verdad, solo te mirarán si vas a mi lado, y a ti, de pasada.
A lo que iba, conozco a varias de estas personas que han puesto su vida en peligro por esos complejos, por esas mierdas, por esa enfermedad, porque al fin y al cabo, acaba siéndolo. Lo pasan mal, están jodidos, y joden a sus familias, a sus amigos e incluso a sus eventuales parejas, sin importar que realmente no sean gordos, ni lo estén y quizás, solo quizás, alguno de ellos, esté muy bueno. Pero la mente humana es inescrutable, o eso dicen, porque la verdad, no son más que inseguridades, que se reflejan más allá de su físico, que tienen influencia en su vida, y son capaces de cualquier cosa, por verse, un poquito mejor.
Así que no seáis gilipollas y lucid michelín con orgullo, que lo que menos importa, al final, y mira quién lo va a decir, es el cuerpo que te acompañe en tu camino.