martes, 29 de junio de 2010

Lo único que perseguía esta última parte del blog, era perseguir la mentira, la hipocresía, la falsedad que nos cuentan y que nos creemos.

Los engaños que los medios de comunicación, poderes políticos, económicos y sociales nos cuentan día a día, pero tuve un pequeño error… olvidarme del día a día, de las chonis, de los macarrillas de gimnasio y garrafón, de los que en ocasiones nos rodean y otras nos bordean.

Los embustes de, a quiénes, de una manera u otra, le otorgamos un trocito de confianza, de corazón helado derretido que es absorbido por una pajita, cuál mojito, muy muy dulce.

Esa falacia de la cercanía, nos nubla la vista, condiciona nuestro objetivo conocimiento, por no sé muy bien, que mecanismos psico-sensorial o tal vez por alguna droga disfrazada de endorfina.

Y cuando te das cuenta de la mentira, del error auto provocado y quieres rectificar, quizás sea tarde, porque quién realmente sabes que jamás te ha mentido, también lo ha hecho, y al final, tan solo nos engañamos a nosotros mismos, los que realmente importamos.

Pensadlo, porque la confianza, cada día, da más asco.

2 observaciones:

Anónimo dijo...

amigo mio, tienes 2 opciones en esta vida: mal vivir desconfiando de todo y de todos u otorgar 1 voto de confianza a toda aquella persona que conozcas, hasta que se demuestre lo contrario.
No todo el mundo es malo y mezquino, ni todos los medios de comunicación nos quieren engañar.
Preocupate de actuar con los demás, como te gustaría que actuaran contigo.

30 de junio de 2010, 13:25
Nuel dijo...

Pues todos a ser hijos de puta, que va a estar divertido el verano

30 de junio de 2010, 15:54