sábado, 22 de diciembre de 2007

A los quince no se suelen enamorar, lo más común es que lo hagan entre los dieciocho y los veinticinco. Antes quieren vivir, después ya están muy trilladas, con demasiado bagaje a sus espaladas, siempre habrá alguien que la trato mejor o peor, que fue tal o cual y es difícil, muy difícil que te aguanten.

¿Qué te crees, qué es fácil aguantarte? Ni mucho menos eres un pesado lleno de manías, solo sabes hablar de tus antiguas novias, de si el coche que te acabas de comprar, si te han ascendido a peón de primera, si los días de diario no sales porque la obra cansa mucho, que si no sé qué, si no sé cuál ¡tío que se va!

Pero es complicado enamorarse ¿Qué buscamos en una relación?
quizás puede ser una de las preguntas más complicadas de responder, quizás solo lo sepas cuando lo tienes, o cuando no lo tienes, o quizás nunca te encuentres plenamente satisfecho con lo que tienes, y cuando pasa el tiempo te haces la gran pregunta ¿Qué tengo?
Un cigarro en el cenicero alumbrando parte de esta cama solitaria e inutilizada, algo de humo en la habitación y tu ausencia, porque sin quererlo, el no quererte me provoca una extraña sensación y no es que no te quiera, es que no te tengo y el no tenerte me hace reflexionar sobre lo que tenía y sobre lo que quería, sobre lo que no hay en nadie, cinco razones, que nunca encontraré en ti, nunca.

¿Qué razones serían motivo para no salir con alguien?
Mira que es tonta la serie, pero te hace pensar. Yo las apunto, las clasifico, y cuando llegan a 5, pues a otra cosa.
Razones tan absurdas como, quizás engorde, poco pecho, no se lo traga, grita mucho, grita poco, no se depila, viste mal, es muy pija, siempre se peina igual, le da igual que ronque, va muy deprisa, no quiere comprometerse, no es TU.

¿En quién te refugias?
Yo que sé, en los amigos, si no los veo, en mi perro, mis escritos, aquí no hay quien viva, el Chat, las chatis, en Mariha... en el trabajo, que siempre es buena excusa,
en dejarte el pelo largo, en bajar la tripita, en el perro que tenías abandonado,
que se jodan los caniches que yo sigo con mi rottweiler, en la noche, en la luz del día, en la coca cola, en tus ojos, en la coca, en el sexo, en definitiva, en una leve sensación de falsa esperanza.

Turbia mirada de complicidad, fuego cruzado en la oscuridad
en la lujuria de aquellos días. Entre disparos de cocaína, viciosa y Terminal, no, no tenía rival.