miércoles, 22 de abril de 2009

La vida es aburrida, siempre lo mismo, todos los días la rutina del trabajo, las horas muertas en el despacho, en el juzgado o quizás con algunas reuniones.
Vas un rato al gym, charlas con los mismo pesados de siempre por Messenger, las mismas preguntas absurdas y prefabricadas, recibes las mismas llamadas de teléfono… y duermes en la cama de todas las noches.

Cansa tanta rutina, tantos días previsibles, en los que sabes perfectamente que va a pasar, en los que tu agenda está cerrada hasta el último minuto, sin improvisación.

Con las mujeres me pasa igual, que al final todas me cansan, que de todas me aburro, porque todas son lo mismo. ¿Cuántas habrán pasado que pensaba que eran diferentes? ¿Qué por un momento creí que aportarían algo distinto? Y después qué, da igual, a ninguna le importa dónde estás, si vives, si mueres, si estás bien o mal, y a mi, me pasa lo mismo. Te acostumbras a una sonrisa, a una forma de follar, a una forma de imponer mi personalidad, que al final siempre se impone y avasalla, y te deshabitúas con la misma facilidad.

Nunca fui capaz de ser fiel a ninguna de ellas, ninguna se salvó, porque todas me aburrían, al igual que yo terminaba por agotarlas, dejarlas tan cansadas que pocas quisieron volver a verme, no me extraña, si ni yo mismo me aguanto después de masturbarme.

Y como te aburre lo que siempre has conocido, pues vas a por algo nuevo, a por algo que nunca hayas hecho, a por lo diferente. Te buscas una nueva vida, olvidas los coños del pasado y miras al futuro, las expectativas que se abren, que se crean, una experiencia maravillosa, que está por llegar y que ya os iré contando, pero cuanto menos, es interesante.

lunes, 20 de abril de 2009

¿Alguien se imagina a un cirujano diciéndole a los familiares de un enfermo: “La operación iba muy bien, pero a la hora de cortar con el bisturí se me fue un poco la mano y le destrocé la arteria Aorta. Pero que se le va ha hacer, él que no coge el bisturí no falla”?

Pues en lugar de un cirujano, poned estas palabras en la boca de un futbolista después de fallar un penalti. A que ahora os suena mejor.

Sé que la comparación es odiosa, pero me resulta indignante que ciertos “profesionales” se hagan llamar así, cuando son ídolos de masas, perciben salarios desorbitados y para nada merecidos y no sean profesionales. Y alguno de ellos, héroes nacionales y como ejemplo, Raúl Gonzáles (falló un penalti decisivo en la Eurocopa, Pau Gasol (falló la canasta de la victoria en la final del Eurobasket, o Zapatero (venga, todos a follar)
No me quiero ni imaginar, si en medio de una vista le digo a Su Señoría, “A follar”, lo mismo se emociona y cuela, pero lo más probable es que tome alguna medida disciplinaria.

La gente de a pie, nosotros, debemos ser profesionales, SIEMPRE, no fallar nunca, no le puedes decir a un cliente “disculpe, pero llevo seis juicios esta semana y estoy cansado”. Del taxista esperas que te lleve lo más rápido posible dónde le digas, del camarero que sea amable y servicial, de la prostituta, que al menos finja, y a todos ellos que sean profesionales.

¿Quién le pide responsabilidad a Raúl, Gasol, o cualquiera de éstos elementos?

Pero lo mismo pasa con los artistas, si bunbury iba puesto, si el canto del loco lleva cien conciertos y están agotados, si a Tony Moog se le olvida un chiste, ¡qué más da! Ellos dirán siempre, que son profesionales, que fallan, como todo ser humano, pero que le pregunten a la familia del paciente fallecido si el cirujano era un profesional.

miércoles, 15 de abril de 2009

¿Qué es una relación liberal?
Alguien me dijo no hace mucho, que es una manía de ponerle nombre a todo, otra persona, que es tener a alguien que te follas de vez en cuando, pero no le pides explicaciones, ni se las das, ni básicamente te importa mucho de su vida. Alguna, me dijo, que era tener a alguien, que te importa, que no lo ves con frecuencia, q tu haces tu vida y él la suya, pero que no le cuentas con quién te acuestas ni con quién te levantas.

Para mi, todo lo anterior, es mentira. Si te lo follas una vez al mes, es un tío con el que follas una vez al mes, no hay relación que valga, ya que no te importa una mierda.
Si no le cuentas que haces o que no haces, de alguna manera estás mintiendo, por lo que esa persona te importa poco y si no le pones nombre, es que no significa nada.

Una relación liberal, es con alguien que compartes algo más que una cama, algo más que un polvo a la semana o al mes, incluso al día. Es alguien con quién el único compromiso que tienes, es el de pasarlo bien juntos, porque lo pasáis bien. El hacer cosas juntos, y el hacerlas con otras personas.
No te enfadas si se ha follado a otra o si ha hecho un trío, o esa noche le duele la cabeza. Es más, comentáis la jugada, os reís de ello, os dais pistas de cómo hacerlo mejor, de cómo tiene que hacer para ligarse a una tía, porque cuando tienes una relación liberal, no te importa que la persona con la que la tienes se bese con otro delante de ti, o se folle a otro una hora antes de follar contigo.

Y eso, es lo que no aguantáis las tías, porque lo habitual, es que la persona que os guste, os guste para vosotras solas y aunque es cierto, que en ocasiones muy excepcionales, os da igual que se folle a tal o cual, no queréis saberlo, porque os jode, porque os ponéis celosas y porque quizás penséis que encontrará otra cama que sea mejor que la vuestra, y eso no es una relación liberal.

Y si piensas que la tienes, haz la prueba, habla con él de las que se folla, de las que se liga, de las que son tu cuando no estás y si después de eso aún te lo follas, pero sin ser una hipócrita, que lo hace por no perderlo, quizás tengas tu relación liberal.

miércoles, 1 de abril de 2009

En Salamanca final conoces a todo el mundo, a cualquiera, por referencias, por ser amigo de tal o cuál, por haberse follado a tu amigo, o por haberte follado a su amiga que a su vez se folló a su novio.

Este maldito pueblo en el que todos te conocen aunque algunos no te reconozcan, es lo que tiene. No es más que la misma gente, los mismos bares, las mismas copas. Buscas algo diferente, qué más da, si al segundo día ya eres de la familia, de la extraña familia.

Cómo vas a encontrar a alguien especial si todos son iguales, si todos son lo mismo, en los mismos sitos y a la misma hora. Y eso, lo sabes. A las dos no puedes ir a este bar porque está lleno de frikis, a las tres no ha llegado la rubia de las tetas descomunales y a las cuatro ya se habrá marchado la de los ojos azules. Que más da el color de sus ojos cuando te la follas a cuatro patas.

Sabes dónde hay putas, dónde chonis, dónde tías buenas y dónde vas a pillar seguro. Sabes dónde va el imbécil del tatuaje, el amigo de aquel al que un día le levantaste la novia y el que te mataría si te viera.

Sabes dónde pillar costo, joder han chapado el Rivendel, dónde coca y en que bares fumar algo de maría. Sabes que en Bordadores dan garrafón, que en gran vía la fiesta está acabada y que en el Carmen, bueno, eso es otra historia.

Este pañuelo llenos de mocos, de babas, de flemas y algún que otro residuo vaginal, esta ciudad en la que todos te conocen, en la que no hay ni un solo bar al que vayas y no te encuentres con alguna que no haya pasado por tu cama, ese mocador envidioso, retrasado y anquilosado en épocas pasadas, de las que vive y no ha sabido recuperarse, de nulas innovaciones, de fracasos provocados por éxitos de antaño, esa toquilla llena de mierda, de olor nauseabundo, esa es nuestra ciudad, en la que todos, de una u otra forma, te conocen, o al menos, deberían hacerlo.