domingo, 25 de enero de 2009

A ellas, a las gorditas agradecidas, que agradecen un buen polvo, más por el honor que han tenido que por lo satisfechas que se han ido.

A las de caderas anchas y celulitis, que se la quitas a golpe de cadera, a cuatro patas y metiéndosela hasta el final.

A las de tetas caídas, de globos deshinchados, de berenjenas por pecho, de las que no valen nada sin sujetador.

A las que no saben follar, las que no se mueven, a las que chupan por chupar, a las que no se lo tragan, a las que abren la boca y se la meten sin más.

A las estrechas, que te las tienes que currar, que solo follan con su “pareja” y las tienes que engañar.

A los putones de una noche, de un vinito, corbata y a follar, que de buen sexo, es lo único que te vas a quedar, porque sabes que contigo o con cualquiera, eso les dará igual.

A las feas, que también tienen derecho a probar mi manjar, aunque eyacules, justo antes de vomitar.

A las arrastradas, modositas, babosas, tontitas y a las que van de duras. A las que no me miran, a las que no me pueden ver, a las que les doy asco, a las que no me volveran a besar y a las que nunca más lo harán.

Y alguna que otra choni, de todo hay que catar, para saber valorar lo que tengo, lo bueno, lo que ahora está.

A todas esas gracias, por hacerme disfrutar, y valorar a la que realmente vale la pena, con ninguna de vosotras, me voy a quedar.

domingo, 18 de enero de 2009

Ni tan siquiera cuando te quitas la ropa, te quitas la máscara. Pues solo la quitas cuando debajo de la ducha te limpias el sudor, las babas y los restos de semen de quién te ha follado esa noche, el que toque, que más da. Pues de mesalina tan solo tienes la parte de disoluta, ni a meretriz llegas, pues no vales ni apenas las copas que te pagan.

Cortesana, farsante y mentirosa, de coartadas lamentables, candorosa, ridícula seguridad que te ofrece la noche y borracheras de quién atrapas, que con el día desaparecen, nadie te quiere, porque no vales nada.

Ni tan siquiera en tu cuarto, sola, te quitas la máscara, esa que te convierte en coño andante, polvo de nada, de mujer de mil amantes, de ningún tío te aguanta. Que quién te mira tarde no lo hace de mañana.

De mil lecturas te faltan, ausente intelecto, falta de conocimientos, de razón deficitaria, tu razonamiento más elaborado, es cuando tu clítoris habla.

Ese que utilizan, cuantos quieren, cuantos te hablan ¡que asco me da tu mirada! tus sonrisas, tus palabras. Que asco me da tu vida, mayor repulsión tu alma.

Mueve tu cadera mueve, cuando te quitas la máscara, llora como estúpida que eres, en la soledad de tu cama. Que ni para eso tienes y la que te dan, prestada.

Que de mis risas tus odios, tus llantos de mis palabras, que con las lágrimas que caigan yo haré unas cuantas gárgaras.

jueves, 15 de enero de 2009

Mi polla es mi amiga, compañera de viaje, la guardiana de mis más íntimos deseos, de mis vicios más ocultos.

A veces me guía, me lleva, me manda, ordena y obedezco. Cumplo como fiel lacayo, sumiso de sus anhelos.

Empeño mis momentos por ella, por sus caprichos, a veces estrafalarios, pretensiones de lujuria, de descarga, de pasión.

Mi polla es delicada, suave, sensible y casi siempre considerada. Te mira con su ojo rojo, apunta y no falla.

Entra con mucho cuidado, sale de ti muy sudada, no le gusta el bello púbico, ni las rajas dilatadas.

Hay noches que habla por mi, que de mi control escapa, ella va a su puta bola, mientras la puta la relaja.

Mi polla que siempre está ahí, mi polla que nunca me falla, que muere y resucita, en unos minutos, en nada.

Mi polla es un placer, gozo para tus entrañas, deleite de tus sentidos, satisfacción de tu alma.

Mi polla es tan bonita, ¡que hermosa! linda, afortunada, firme al verte desnuda, fuera de ti, desgarbada.

Mi polla es lo más inteligente que ha salido de tu boca, lo que dio sentido a tu vida, y si no lo has hecho, te joderá no probarla.

lunes, 12 de enero de 2009

De mi perenne e impertérrito carácter, de la personalidad que es protagonista e intérprete de un papel deslucido, ya caduco, agotado, acabado y hasta finiquitado, que dio gloria en el pasado, pero al que hoy no encuentro sentido.

De la melancolía que envuelve mis lamentos, mis amoladas palabras, de los cuchillos incrustados, en mi garganta, que salen y se lanzan sin compunción hacia el primero que se cruza en mi camino.

De aquellos occisos que fueron yaciendo a mi tranco, de imberbes féminas que no llegaron a desposadas y ni por llegar, la mayoría de veces ni al orgasmo, de adictos compañeros que fueron desmitificando el héroe, de quién a veces cae y a veces no.

De ganar, siempre de ganar, hasta que perdí. Del deterioro de las pupilas a fuerza de narcóticos ilícitos, de colocones insufribles, de amaneceres fuera de casa, de despertarme en almohada ajena.

De esa ironía pedante, agresiva, sorprendente y barriobajera, que cada vez más huye de lo inteligente, de ese humor que dice vestirlo todo y que no es más que subterfugio de incertidumbre, vacilación, inseguridad, oscilación e incluso titubeo.

De la falta de brío por no plantarle cara, por permitir que salga una y otra vez, por aguantar la inflexibilidad de la que adolece, de todo lo que no es y aparenta.

Cansado de la luna, de las luces de neón, de quién espera al búho porque no tiene para un taxi. De la mamada de las seis de la mañana que no es mamada ni es nada y que no me hace correr y aún así la busco y la anhelo, cuando casi no la encuentro.

De la convergencia de planetas cuando unos ojos se posan en los míos y piensan que ya son suyos, de quién se cree especial y no es más que una más y no importa si prestar el cuerpo, saliva y sudor a ella u a otra. Que no eres más que querencia, extravagancia y desvarío, que de versátil deseo y ligera veleidad no encuentras menos de lo que buscas, pero esperas más de lo que te llevas.

De lo quiero para ayer y no me repiques, que ordeno y mando, tu callas. De mis deseos son órdenes, del despotismo autoritario que circunscribe la celebridad de mi aura ya marchita, chamuscada y desgastada del mal uso que le di.

Del soy malo y no me arrepiento, de las compungidas palabras, del victimismo más arraigado que desgarra lo poco que muestro de mi corazón, que por mostrarlo, cerca estuvieron de descuajar y hoy lo guardo en la armadura de lo insensible de mi alma.

De todo lo que representa la sonrisa, que por sonreír te acercaste, pero no era excusa para evitar tu partida, pues no ser tan repulsivo, recuerdo, como lo fui contigo. De “la nave del olvido” que cantó el Sr. Iglesias y que hoy no hago mía pues de incauto peco en esta ocasión y quizás no sepa medir las secuelas de lo tullido que queda mi interior.

Pero aún así, cansado, sigo siendo yo.

jueves, 8 de enero de 2009

Ya me cansé de post aburridos y románticos, dos días en ese plan son agotadores, además, que van a decir mis “fans” por favor, un respeto para quién lee el blog.
¡qué sé que queréis sangre! Pues aquí la tenéis, de vuestro coño, joder, que desagradable.

Si, porque cuándo pensáis con el coño sois vulnerables, estáis indefensas, desprotegidas, a mi merced.

Cuándo pensáis con el coño vuestro pulso se acelera, las pupilas se dilatan, los pezones se endurecen, la sensibilidad a flor de piel.

Cuándo pensáis con el coño ya estáis en poder, os manejo y manipulo, os torturo, hacéis lo que sea por un poco de placer.

Cuándo pensáis con el coño, desprendéis un olor, casi imperceptible, a veces nauseabundo, estimulante, divertido, el aroma de mi triunfo.

Cuándo pensáis con el coño os excita hasta el más leve roce, el mínimo susurro en la oreja, la caricia más absurda en la espalda.

Mojaditas, sabéis como os digo, cuándo pensáis con el coño, cuando gritáis fóllame, cuando en la red de vicio y perversión que me envuelvo te atrapa, cuándo la lames, te degradas a lo que sea, como sea y cuándo sea, siempre que penséis con el coño.

Porque cuándo pensáis con el coño, sois estúpidas, niñatas, rebeldes sin causa ni justificación, sois atontadas, manejable, modelables y ante todo, mis esclavas.

Cuándo pienses con el coño, que no sea lejos de la cama, que las decisiones, calentitas y mojaditas no suelen acabar bien.

Cuándo pensáis con el coño… como un tío, borracho, a las cinco de la mañana, da igual lo que te tengas que comer.

miércoles, 7 de enero de 2009

Mi regalo no es un reloj de diseño, ni unas zapatillas último modelo. Mi regalo, no son libros, ni bolsos, ni viajes con todo incluido, ni teléfonos.

Mi regalo no es un perfume, no es esa camisa, no es una cena en un restaurante de moda, ni una fiesta ni un par de copas.

Mi regalo es tu olor, tu mirada, tu despertar abrazada, tu cara junto a mi cara, tus labios en mis labios, tu mano acariciando mi espalda.

Mi regalo son tus ojos, marrones, mirándome, tus pestañas, tu pelo en mi almohada, tus uñas en mi costado, tu aroma, tu risa, tu carcajada, tus palabras, mis cosquillas y los suspiros, que rompen el silencio en la cama.

Mi regalo eres tu, y no me hace falta más nada, gracias por darme, lo único, lo que tanto deseaba.

a M

lunes, 5 de enero de 2009

Consecuencia, de una palabra, del brillo del gatillo de cazar, de la marabunta, que cada dos cientos metros, anochece y se vuelve a ocultar, bajo la sábana.

La palabra, ese don perdido por quién osa a enfrentarse, a desafiar, al amigo invisible, ese que no sabe nada de ti, aunque esté a tu lado cada día.

Agotadas las entradas, te quedaste en la puerta, fuera, como siempre, sin sitio para escuchar, para ver, para sentir ¿sentiste alguna vez? ¿Alguien te miró y fuiste especial?

Dos balas, una para ti y la otra por si fallo, alguna vez lo hice, fallé, todos nos equivocamos, yo muchas veces, demasiadas, errores cometidos, disfrutados y vividos, no sabes cuantos enmendé y cuantos me quedarán por cometer, pero soy feliz.

Consecuencia, de quién soy, de lo que soy, y de lo que quiero. Consecuencia es lo que consigo, lo que deseo, consecuencia es escribir, leer, besar, despertar a tu lado, consecuente, es quién se mantiene quién asume, sin tener tiempo el martes, sin estar cansado, sin gomina en el pelo, sin emails, sin nada que disfrutar.

Consecuencia…